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El folleto de Muso de 1971 Cómo subdesarrollar un país en diez lecciones fue clave para despertar en mí la vocación y el compromiso con la defensa de la libertad. La contribución de Manuel Ayau es decisiva para la historia de la libertad. La UFM es la Santa Sede del liberalismo en Latinoamérica; y Manuel Ayau es nuestro papa. Enrique Ghersi, abogado, Perú *
Manuel Ayau estableció exitosamente un nuevo modelo para promover las ideas del liberalismo clásico en todo el mundo. Poca gente ha podido hacer algo parecido. Yo pienso, sin exageración, que se puede comparar a Manuel Ayau con Antony Fisher o Pierre Goodrich; es un verdadero pionero y forma parte de la generación que buscó nuevos métodos para comunicar las ideas liberales. Igual que ellos, Muso abrió su propio camino, uno que posiblemente requería de más trabajo al inicio –no es lo mismo crear una universidad que un centro de pensamiento– pero en el largo plazo tuvo mayor impacto. Su obra ha adquirido vida propia; forma parte del tejido social, del orden espontáneo. Carlos Sabino, sociólogo, Venezuela
La contribución de Manuel Ayau a la libertad humana ha sido como emprendedor y sembrador de ideas tanto en sus numerosas obras escritas, las cuales reflejan su habilidad inigualable de sintetizar y comunicar el pensamiento liberal clásico, como en la Universidad Francisco Marroquín, el más duradero fruto de su empeño.
Ayau aplicó su gran espíritu emprendedor y su creatividad a diseñar una institución y a forjar un equipo que rebasan los límites de la sola impronta de un hombre, con una proyección que va mucho más allá de su país y de su tiempo. Cuando en 1971inició tan audaz empresa, lo hizo en un ambiente intelectualmente hostil y políticamente peligroso. Durante más de cuatro décadas, equilibrando liderazgo y humildad, invirtió mucha fuerza, tiempo y desvelo en atraer, enseñar e inspirar a un equipo capaz de afrontar la batalla de las ideas.
Seguramente, nadie en Latinoamérica ha causado un impacto tan hondo entre aquellos que actualmente mantienen encendida la antorcha del liberalismo clásico en la región. Él no sólo enriqueció sus vidas intelectuales, sino que, con su ejemplo, los proveyó de un modelo de coraje a seguir, especialmente para aquellos que todavía enfrentan la inestabilidad y el peligro políticos.
Manuel F. Ayau es un ejemplo de vida coherente y su compromiso con la filosofía liberal es el hilo conductor en todos sus aspectos. Esto se hizo evidente cuando en 1989 –tenía entonces 64 años– tomó la difícil decisión de dejar la rectoría de la UFM, para cederles espacio a las generaciones que lo seguían, a fin de que pudieran fortalecer sus alas y volar por sí mismas. Esta valiente decisión le garantizó a la UFM su permanencia en el futuro, más allá de cualquier ámbito personal.
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Conocí la leyenda antes de conocer al hombre: En las selvas de Centroamérica brillaba una luz tan fuerte que, como El Dorado, se podía ver desde muy lejos. En cada encuentro yo he aprendido de Muso. Estoy completamente endeudado con él. La verdadera inteligencia está en poder hacer sencillo aquello que es muy complicado; y a él le sobra esa inteligencia. Las ideas y los marcos institucionales avanzan en el mundo, gracias a la acción de emprendedores intelectuales como él. Martín Krause, economista, Argentina
Manuel Ayau es un verdadero héroe intelectual al nivel de Ludwig von Mises o Friedrich Hayek. Es un gigante no sólo de las ideas, sino por poder convertirlas en realidad. Las contribuciones académicas de Muso han sido fundamentales. Nunca he oído a nadie explicar el concepto de ventaja comparativa en una forma tan clara y contundente. En este sentido es un Frederick Bastiat del siglo XX: tiene el mismo talento para tomar conceptos abstractos y convertirlos –de forma agradable y persuasiva en folletos y editoriales– en un lenguaje coloquial que todo el mundo puede comprender. Debe ser reconocido como una de las personas que más ha contribuido a mejorar la vida de las personas en los últimos cien años así como uno de los grandes héroes del liberalismo clásico del siglo XX. Roberto Salinas, filósofo, México
Manuel Ayau es un sintetizador y diseminador de ideas a lo grande. No sé de ninguna otra persona que tenga la capacidad de comunicar las ideas del liberalismo clásico con tanta fuerza a tantas personas en tan poco tiempo. Juan Carlos Cachanosky, economista, Argentina
En 1959 surgió en Guatemala uno de los primeros centros de pensamiento liberal clásico en América Latina, como consecuencia de las discusiones que Ayau sostenía con un grupo de amigos, preocupados por la pobreza de nuestro país y empeñados en terminar con ella. Su nombre, Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). En él dedicaron gran parte de su tiempo a estudiar, traducir y publicar las obras de los grandes pensadores del liberalismo clásico, y a difundirlas por América Latina en ágiles folletos de fácil manejo y comprensión, al tiempo que publicaban sus propias columnas. Los folletos aludidos, especialmente, los escritos por Ayau, tuvieron eco en toda la región.
El éxito extraordinario de la Sociedad Fabiana convenció a Ayau y a su grupo de seguidores (calificados por él como improvisadores rebeldes) de que la educación de la élite intelectual, y no tanto de las masas, era el factor más determinante en el destino de un país. Fundada la Universidad Francisco Marroquín, como un fruto maduro del CEES, elaboraron un documento de carácter fundacional (Ideario), en el que se definen todos los aspectos de la estructura institucional, en los que se alienta la filosófica liberal clásica: el documento se articula en enunciados como organización, administración, enseñanza, actividades y relación con la sociedad. Aunque se trata de una organización no lucrativa, la UFM se administra como si fuera una empresa, y en ella se someten todas las decisiones y las actividades, tanto de autoridades como de profesores, a la ley de la oferta y la demanda. Ignorando la tradición académica, la UFM no ofrece la titularidad permanente a sus profesores; los integrantes de la junta directiva son empresarios; los presupuestos departamentales deben estar balanceados; y con el fin de cumplir con su función social de educar, la universidad no toma parte en los asuntos políticos y sociales del día para que pueda enfocarse en los temas esenciales que los trascienden en el tiempo. Además, pensamos que es única en todo el mundo por otra razón: a todos los alumnos, sin importar su disciplina, se les enseña las causas y los orígenes de la riqueza de las naciones.
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Ayau supo reunir a un grupo importante de personas. Además, supo cuándo retirarse y delegar en la siguiente generación. Generó un tremendo esprit de corps junto con las normas y regulaciones que garantizan que la institución perdurará. Carlos Alberto Montaner, periodista, Cuba (exiliado en España)
La UFM cambió completamente mis actitudes. Vengo de un mundo en donde las ideas dominantes son izquierdistas. La UFM me presentó una nueva forma de ver la estructura de la sociedad y los roles del Estado y de los empresarios. La UFM es un semillero. Desde Guatemala no siempre nos damos cuenta de qué tan amplio es el impacto de la UFM. Ahora que comienzo a viajar, me doy cuenta de que tenemos graduados en todo el mundo que defienden las ideas liberales con honestidad intelectual. Andrés Marroquín, doctorado en economía, George Mason University
La obra de la UFM –por haber sido fiel a su misión durante décadas– genera un punto de referencia en el paisaje ideológico de Guatemala, como un río o una cordillera, algo que TODOS deben tomar en cuenta, les guste o no. Carlos Sabino
En los países cuya base institucional aún está tergiversada, enderezar el desorden puede ser como tratar de reparar un huevo roto. Es mejor contar con un huevo nuevo. Mientras tanto, a veces se presentan oportunidades para extender la libertad individual utilizando la maquinaria estatal existente, a través de una política específica o incluso de una reforma constitucional.
Más de una vez Ayau influyó directamente en reformas que tuvieron gran impacto tangible en la libertad individual de los guatemaltecos. Dicha influencia fue directa unas veces e indirecta en otras. Por ejemplo, a mediados de los 80, el banco central abandonó las tasas de cambio fijas; en 1993, una reforma constitucional le prohibió al banco central otorgar préstamos al Gobierno; en 1998, el Congreso aprobó la Ley de Telecomunicaciones más libre de todo el mundo; en 2001, el banco central autorizó el uso libre de cualquier moneda y el intercambio de oro, en el territorio guatemalteco.
En América Latina, estas oportunidades de cambio son como la aparición de un cometa. Cuando se presentan, es mejor estar preparados para aprovecharlas, porque puede ser que no vuelvan a presentarse. Desafortunadamente, en muchos países pasan sin ser siquiera percibidas. Por medio de la UFM, y también personalmente, Ayau contribuyó a formar un compacto grupo de pensadores y defensores del liberalismo clásico –profesionales de diverso tipo y pertenecientes a más de una generación– con ávidos ojos intelectuales que les permiten reconocer un cometa (o un huevo) cuando se presenta. También están dotados del coraje necesario para no dejar pasar la ocasión, como si nada hubiera sucedido.
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Cuando Ayau fundó la UFM, las ideas estatistas, populistas y marxistas en Latinoamérica convergían en una oleada de seguidores. A veces violentos, a veces pacíficos. En un país que ha tenido tanta violencia como Guatemala, lo que él hizo representó un riesgo personal casi heroico. Carlos Alberto Montaner
La UFM no se trata de una pequeña universidad aislada en una remota parte del mundo, sino de un verdadero ejemplo a seguir. Demuestra que literalmente es posible crear una “fábrica de ideas” con un perfil clásico liberal definido y duradero. Yo conozco pocas instituciones en el mundo que han inspirado la formación de un grupo tan importante de personas que no solo comprenden sino que están comprometidos con todos los aspectos de la libertad. Roberto Salinas
Cuando Manuel F. Ayau estaba personalmente al frente del CEES, y luego desde la UFM, no desdeñó nunca el ejemplo de otros. El apoyo de académicos, promotores de ideas y amigos intelectuales, en ámbitos como la Mont Pelerin Society y la Foundation for Economic Education lo convencieron a él y a sus seguidores para que afrontaran el reto de crear una universidad liberal clásica, en un país pobre, del tercer mundo, en el que la batalla por las ideas se había movido del campo de la retórica al campo de la violencia. A su vez, Manuel Ayau ha dejado un ejemplo que esperamos sea emulado por otros. Creemos que la obra de Manuel Ayau –su valentía, humildad, visión y sacrificio– inspirará a muchos a emprender y triunfar en las grandes iniciativas que continuarán extendiendo la libertad humana en todo el mundo.
*Agradecemos a aquellos de la comunidad liberal clásica de Latinoamérica que con sus voces participaron en la elaboración de este documento.